
halle entre mis piernas, el deseo de usted, desnude con caricias el pudor,
similitud, apariencia, subjetividad de mis manos, lo mas grafico, a su sexo
jugueteando con mi orgasmo, aparate tras su lengua.
Un gemido, a la despedida de amores intrascendentes de noches estéricas,
llene de esterilidad la egocéntrica de mis miedos, lamí la punta de
mis manía acogidas, por ese pasado tan presente...
Etílicos aromas desprendidos de la pipa encendida…
Atavié la penúltima entrada de desdén mi sexo…
Adule sus hombros cansados de las mismas piernas, buscando aliviarlo con
mi boca.
Pregunte tres veces cada tres minutos
¿le lastimo?
Pero la impertinencia se acogía en la brusquedad de mis caderas,
Con la conducción de sus manos,
Renunciando a el ¡detente! del viento, pronunciado por los labios ajenos,
portadores de los dientes encajados en geografías pertinentes
a mis conocimientos...
Le rindió una lágrima a la pulcridad que se llevo esa noche,
vuelta madrugada, mientras sollozaba el arrepentimiento de el otro
lado de la cama ...
La lucidez deslumbraba los dogmas violados,
para por lo menos una noche olvidar el vicio de la soledad…
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