viernes, 3 de diciembre de 2010

Versos sádicos


Versos sádicos promulga mi mente,
Frases frías de vacios enclaustrados en mí, que se ha pasmado en limbos, por los entresijos de mi interior.
Infiero mi irrealidad como consecuencia de estas incautas, y perversas frases,
Salvo mis ojos de un impreciso flujo salino,
En este lugar debajo de la tierra, en que asienta la rueda y artificio con que se mueve la máquina de la tahona de diócesis caídos,
Lugar profundo, lejano, austero, sobrio, morigerado, sencillo, sin ninguna clase de alardes, agrio, astringente, áspero al gusto, retirado, frio, mortificado, penitente, nítido, suspendido.
Azuzar he incitar a las mentes magras de sensibilidad.
Las horas son tan solemnes que se asentan en este semblante de desdichan tés melancolías.
Retener las lágrimas me es imposible, se deslizan con suavidad sobre mi rostro,
Intento esconderlas entre mis manos,
Pero se desvanecen con el terror de el frio al que mi cuerpo se adhiere.
Escucho lacrimosas en mi cabeza,
Me invaden,
Me inhiben,
Me estremezco con mayor conmoción,
Solo una frase para mi eventual y no inusual estado, hipocondría,
De mirarte con aquellas ropas negras que acentúan el tono de tu piel,
Mirar esos bellos ojos negros rasgados, pero algo impide que se abran,
Deslizo mi dedo sobre esos labios apetitosos que resguardan mi esencia,
Con suavidad los acaricio temiendo a tus desplantes sádicos que provocas en mí,
Tu piel es pálida, como ase noches, mientras nuestros cuerpos casi muertos,
Sin aliento,
Con la luz de la luna como testigo,
Asían el amor,
Cuando eras mío entre mis piernas y los goces carnales,
Eludiendo el pecado,
Toco tus mano perdidas de tibieza, disipada de tu ser.
Me abrazo a tu recuerdo,
No te tengo,
No te hallo,
Lo que poseía,
Se esfumo entre mis manos por azares de dioses enfermizos de poder, sea por culpa o descuido del poseedor,
No lo se,
Sea por contingencia o desgracia,
No te tengo más…
Aquella tarde innata, me miraste entre las manos de aquel que me ensordeció con palabras dulces el oído,
Pero amor hoy en tu sepulcro,
Ante mi culpa incauta,
Se, que las manos tiernas de aquel,
no concebían con tus uñas en mi espalda,
Que su lengua que juega con mi dignidad,
No es tan confortable como las mordidas en mis muslos,
Entre mis piernas,
Por todas esas zonas hechas tuyas, a tu gusto,
Hoy te miro en esa caja que a de cernir tu ser,
Las miradas me culpan,
Los llantos me reclaman,
El se aferra a mi ropaje de luto,
Tu cuerpo comienza a descender, de poco, a poca, a las eternas penumbras,
Me abrazo a tu recuerdo,
Tu alma me alienta,
Yo no tengo disculpas… no hay mas,
Espérame amor, en el inframundo,
Que de pecados es mi alma,
Edén perdido para condenados,
Espérame sin ansia,
Que esta noche de mi soledad desolada,
En este mundo vil sin tu esencia que mata,
Sin tus dientes que sangran,
Sin tus uñas que rasgan,
Sin tus frases que desasen el alma,
Ya no hay causa que me retengan para no estar a tu lado,
Quise mirar mis horizontes sin tu crueldad refinada,
Con la misma saeta que arrebataste tu vida, la deslizo entre mis piernas, incrustándola suavemente, para recordar tus caricias, en un instante estaré en tus manos…
asiendo el amor a nuestra manera…

No hay comentarios:

Publicar un comentario